La corrupción es otro elemento que desgastó al gobierno del ex presidente Cartes. Se suma a la falta de resultados, sobre todo en materia de infraestructura, el aumento de la pobreza, el prebendarismo y las persecuciones políticas en la peleada interna colorada. Asimismo, el ex Mandatario se rodea de asesores sospechados de corrupción y de narcopolíticos.

El robo de más de G. 1.100 millones en solo un mes en la Policía en el rubro de combustibles es el caso que más ha sacudido al gobierno de Cartes, próximo a cumplir dos años de gestión. El Presidente trata de desmarcarse de este escándalo al argumentar que es un esquema antiguo de corrupción que su gobierno por primera vez destapó y está tomando medidas. Agrega que el comisario Francisco Alvarenga, destituido de la jefatura de la Policía, no fue puesto por él, sino por el ministro del Interior, Francisco de Vargas.

Existen otros hechos de corrupción que han salpicado al Gobierno, pero que pasaron rápidamente al olvido, como es costumbre en el país. Un ejemplo fue la burla al plan de compra directa a campesinos pequeños productores para evitar intermediarios, dispuesto por el Decreto 1056/13 (proceso simplificado para la adquisición de productos agropecuarios de la agricultura familiar), dentro del programa estrella del Gobierno en el combate a la pobreza llamado Sembrando Oportunidades. El ex ministro asesor en la lucha contra la pobreza, Juan Carlos Baruja, se jactaba del plan “revolucionario” ni siquiera aplicado por gobiernos considerados de izquierda, según indicaba. Ni bien se puso en marcha la estrategia, operadores colorados aliados de Baruja se encargaron de liquidarla en Paraguarí y Misiones al quedarse ellos con las ganancias, vendiendo a las gobernaciones productos para la merienda escolar comprados inclusive del Mercado de Abasto de Asunción. Este hecho de corrupción no tuvo consecuencias a Baruja más que las publicaciones periodísticas y algunas críticas en su momento, como las del senador Juan Darío Monges, aliado de Cartes.

También hay que mencionar la denuncia, procesada en la Fiscalía Anticorrupción, de una supuesta sobrefacturación de G. 5.565 millones en la contratación de seguro para automóviles en la Copaco, administrada en la era Cartes por Rogelio Benítez.

Si bien Cartes habla mucho de transparencia y de estar ahorrando mediante un férreo cuidado del dinero público, por ejemplo en las binacionales Itaipú y Yacyretá –ahora dijo que ahorró también en Palacio de López– nunca dio un mensaje firme de rechazo a la corrupción al tener como asesor político a Basilio “Bachi” Núñez, un personaje con varios casos de corrupción, así como sus hermanos políticos, en Villa Hayes. Asimismo, contradice el discurso del Presidente la permanencia de Baruja, quien además tiene a varios parientes en la administración pública. Otra señal contradictoria de Cartes es la alianza con varios políticos vinculados al narcotráfico. Honor Colorado, el movimiento liderado por el Presidente, es la corriente colorada con más narcopolíticos, destacándose los nombres de los diputados: Cristina Villalba (la madrina), Marcial Lezcano, Freddy D’Ecclesiis, Bernardo Villalba, el diputado suplente Rubén “Chicharõ” Sánchez, etc.